Despedida

Saliste volando, sin tiempo para despedidas.

Te fuiste en un remolino casi sin aliento para un último adiós.

El tiempo corrió más deprisa que nuestras ganas de tenerte entre nosotros; ya avisaste de que te ibas en breve, pero no quisimos asimilarlo.

Ahora un vacío cubre tu espacio, ese espacio que siempre estará presente en nuestras vidas.

Todo ya es un recuerdo, tu encanto, tu humor, tus manos creando un sueño inacabado, un vuelo rasante sobre las aguas de un pantano, un velero silencioso que te ha alejado de aquí...

Gracias compañero por enseñarnos tantas cosas, gracias por aparecer en nuestras vidas y regalarnos tu esencia.

Siempre te tendremos en nuestra memoria, P.A. (5 Noviembre 2008)

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